lunes, 14 de diciembre de 2009

Aclamaciones Sodomitas

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Señales cautivas provocan tu mirada,
Los ojos perdidos de los besos ardientes
Recayendo sobre tu espalda blanca y desnuda;
Como el bramar del falo ausente que te pide tierna
Que aclama y te nombra Afrodita de pasiones
De montes luminosos que terminan en jugosos manjares
Que te aclama y te nombra princesa oscura del reino de Sodoma
De los pecados y la flama yacente entre tus piernas
Que te aclama y me devora en el reino de Gomorra
En el roce de tu miel y la excitación de tu ser
En mi lecho de la noche y en la altura de mi goce
En la cabeza de mi deriva y en la concha de tu delicia
Me pierde ajeno en el cielo y en la Tierra se esconde tu infierno
En cada mirada de tu señal, en los ojos de los besos ardientes
En el bramar del falo y en las perdiciones de los reinos impotentes

jueves, 10 de diciembre de 2009

Hoy

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Hoy cantan penas los jilgueros
Hoy se pierden las estrellas en otro tiempo
Hoy cabalgan jinetes en rencores
Hoy mis lágrimas se mueren y no llevan nombre
Hoy crecen espinas en mi mente
Hoy las bestias rien y lloran igual que hombres
Hoy los temores son objeto de burla y carga
Hoy mis versos no lloran si no van en calma
Hoy es sólo hoy y hoy no hay nada

martes, 24 de noviembre de 2009

Una Carta Olvidada

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28 de enero de 1947

Queridísima Elizabeth:

La desdicha de mi ser se ahoga y lentamente las miradas se clavan en mi alma, como los torrentes sanguíneos que brotan de mis arterias y poco a poco van consumiendo mi vida. Los relojes suenan profundos, ese tic tac odioso y tranquilo, ese horrible zumbido agudo que entre sueños se paraliza y las manecillas se quedan quietas mientras el péndulo forma un ángulo perfecto de cuarenta y cinco grados con respecto al suelo. Sin duda alguna estoy muriendo.

A lo lejos Beethoven trata de alegrar la pesadez y darle el toque alegre que provoca su marcha turca al ambiente moribundo de mi habitación. Sus notas son lentas y las ruinas de Atenea se levantan rígidas sobre mi cerebro provocando que la marcha fluya alegre y a la vez contraste insoportable. Su dinamismo se eleva a un fortísmo clímax y retrocede de nuevo a su dinámica alegría. ¿Oh Beethoven por qué martirizas más mi sufrimiento?

Decido escribir estas notas justo antes de percatarme que la llama de la vida está apunto de elevarse al estado más puro de la vida; la muerte. En un minuto trato de recordar los sucesos más bellos de mi existencia, sin embargo, sólo una máscara de tristezas nubla mis recuerdos. Fastidiado de los pesares y teniendo en mi corazón el susurro de tu aliento menciono de nuevo tu nombre. ¿Pues qué es la vida sin la chispa que enciende el motor de la esperanza? ¿Qué es la vida sin el toque sincero de tus labios pronunciando mi nombre con el corazón en la mano? No es nada...

Elizabeth, la esperanza ha muerto y por consiguiente la soledad ha invadido el color de mis mejillas y los rizos oscuros que tanto te gustaba jugar, ahora cuelgan como hilos huecos. El destello de mis ojos miel tornaron un color putrefacto y las marcas de mi rostro que algún día fue bello se confunden con en esta oscuridad interminable que invade mi atmósfera.

Deseo volar aunque el deseo dejo de ser deseo...

¿Recuerdas cuando te dije que la muerte se espera sonriente? Ahora trato de buscar el escape. Olvidarme de todo y tocar tus labios otra vez. Sentir el roce electrificante de tus manos al recorrer mi cuerpo. La calidez de tu lecho y todo.... ¿Qué ha pasado? ¿Cómo fue que te perdí cuando comenzaba el vuelo? Tengo que irme de aquí...


Vuelvo a escribir en esta carta y a confesarte que las deudas son cada vez más extensas y que el vino ya no satisface mi sed. Todos los placeres que algún día fueron buenos ahora son secos y amargos. No soy feliz, nada me provoca felicidad. Nada, sólo tu nombre y tu recuerdo y cuando vienen a mí brota de nuevo el dolor. ¿Cómo le hago para salir del nido que creo tu partido? Lo sé...

Quiero que sepas que estas son mis últimas líneas. Hace un momento quemé todos mis sonetos que algún día te hicieron llorar y reír y que ahora a mí me hacen sufrir. Las llamas abrazaron el papel y la tinta quedó impregnada en las cenizas de mi corazón. Aún tengo los versos revelándose en mi pecho. Todos los libros que en el pasado disfrutábamos los arroje a las lenguas del demonio. Todo... todo... todo.

Ahora me toca a mí. Sólo espero que mi madre comprenda el acto necesario que emprenderé, todo lo demás da lo mismo. A ti, querida Elizabeth, os he dejado el tesoro más importante y bello que poseo, mi alma. Rezaremos a los dioses que el cielo permita entrar mi alma y así jugaremos juntos en el Edén y si mi alma se encuentra en el infierno y el infierno es no tenerte y tenerte es perderme, me perderé contigo.

Adiós querida y amada Elizabeth...

Siempre tuyo, tu amado Alexander




Epílogo

El día 28 de enero un sonido hueco y triste se elevó por todas las calles de la ciudad. Dicen algunos que el sonido duró más de una hora y que lo acompañaba un llanto de dolor y felicidad.

Los policías locales y los vecinos descubrieron la fuente del sonido, venía de un departamento olvidado en la calle de los tormentos. En el interior de la habitación se encontraba el cuerpo de Alexander tendido sobre su escritorio con una sonrisa alegre que combinaba con el agujero fino que atravesaba su frente pintando un punto exacto en medio de ésta.

No hubo sangre en el acto y lo más extraño el corazón del joven seguía latiendo al ritmo de la Opus 113 número 4 del célebre compositor alemán Ludwig van Beethoven y en el clímax se escuchaba el nombre de Elizabeth.

jueves, 19 de noviembre de 2009

El ángel malvado o a la deriva del sueño

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Mientras caminaba por las calles de una ciudad perdida y al cruce de una sucia calle, un aroma adormecedor sedujo mi aliento. Busqué entre la muchedumbre y los gatos avanzaban sobre los tejados, siempre solitarios.

Una nube lagrimosa rodeó los esféricos órganos que conforman mis ojos y una rabia potente desató las legiones que mantenían las puertas de mi alma. Caminé, dejé que el aliento me envolviera poco a poco. Decidido y sin pena alguna me aventuré a encontrar la fuente emisora de exquisitas esencia, dejando a la deriva mi triste corazón apagado.

Las fauces de mis nariz se dilataron y como una guía espiritual encontré el rastro. Como describirlo si me es imposible recordarlo. Cuando mi mente conforma la idea del aroma perdido un entremes sofoca mis sentidos manteniéndome al borde del orgasmo. Subí cuesta abajo, pues el aroma me guiaba y yo... simplemente flotaba.

Mis pequeños pies se veían tan cercanos que por un momento creí que flotaba sobre las cabezas de la gente harapienta. Más sin embargo, yo ya no estaba ahí.

Cuando abrí los ojos me recuperé del antojo y como loco pronuncié "Sombra oscura enviada del mal, muestrate ahora y descubre tu verdad".

Silencio... sólo silencio.

"Si no te muestras en este instante daré por hecho que no eres más que una criatura infernal y de mí sólo el desprecio ganarás". Ni un murmullo, sólo penumbra.

Tic... Toc...Tic...Toc. Un sonido seco y apagado. Cerré los ojos y cubrí mis oídos con las manos. Grité.

....

"Hola, ¿dónde estás ángel del mal?".

En los sueños de la realidad aún se esconde su fuerza y entre la muchedumbre desalmada su reino se encuentra...

Después de la oscuridad lo vi... tocó mi hombro y todo llegó a su fin.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Varios Haikus

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I
Blanca soledad
atraviesa mi vida...
amargo el sabor...

II
Estancado fui
alabando dolores...
sufro perpetuo



III
La nieve arde en mí,
Las estrellas lejanas
lloran hasta el fin


IV
El brillo alaba
El infinito alcatraz:
Las flores callan



lunes, 9 de noviembre de 2009

¿Qué más da?

5


¿Qué más da continuar o pedir explicaciones?
¿Que más da tener o no tener?
¿Qué más da pedir o recibir?

¿Qué más da?

Si todo es un círculo metafísico de perpetuos porqués.
En donde somos simples fichas de domino
Andantes, tan paraditos y tan firmes
Que con cualquier toque o soplido se derrumba como ese jueguito entretenido
Que comienza con el final.
Y que el final queda como el más allá

y en el más allá no habrá nada
Y si no hay nada
¿Qué más da?


Pues…
¿Qué más da tocar tus labios
Besarlos y disfrutarlos,
Qué más da si tus brazos me rodean y tu aliento me sobrelleva?

¿Qué más da
Sí yo me voy o tú te quedas
Si marco la historia o si firmo la derrota
Si me entrego en temores y me regocijo en fulgores?

Si tocarte es hundirme
Y tenerte es negarte
¿Qué más da?

¿Que más da
Si en cada sílaba de la oración perdida
Si en cada verso del poema marchito
Te veré ahí
como la angelical o como la divina
Pero no como mía?

Entonces ¿qué más da?

y…
Si te perdieses en la historia
Cuando mi historia está concebida
Y al encontrarte te veré tan vacía
¿Qué más da?

Si olvidar las cosas es olvidarme de tu vida
Si mi vida es olvido y tú vida está perdida

¿Qué más da?

domingo, 8 de noviembre de 2009

Todo es mierda procesada cabalísticamente

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Somos aves mundanas que agitamos nuestras alas
y donde posamos la mierda nos acompaña
Somos locos, seres de luz conviviendo,
Seres inmaculados, sagrados y mutilados
Somos caníbales carroñeros,
Hijos de puta en cualquier momento

¡Hey, hijo de puta, Jesús o Santo!
Mira el cielo,
Mira al mundo como se pudre en llanto
Disfruta la mierda, la basura y destripa el cerebro.
¡Ven, toca el cuerpo, ven te reto!
Mira como se hunde tu dedo
¡Mira y grita!
Mierda andante procesada entre pensamientos.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Aproximaciones al Haiku

3


Luz negra, corazón pequeño,
sentimientos enormes
y temores perpetuos.

Magníficos delirios, charlas, pasiones y libros

2


Café más libro, soledad segura
Telas tersas, sábanas frías, un poco de oscuridad
Frío cálido y dos cuerpos helados
Café más libro, inquietud paciente
Te observo lentamente y tu mirada es esquiva
Cama amorfa, pasiones secretas.
La lujuria avanza por nuestros espinazos
Roce de cuerpos, caricias y llanto
Tus ojos se dilatan, tus pechos desbordan brisa
Café más libro, librería continua
Manos inquietantes explorando edenes
Sonrisas, caricias, excitaciones perdidas
Toco tus pechos y con tu mano guías mi boca
Café más libro, charla amena
Tu cabello; rizos de oro entre lirios.
Saludo, miradas encontradas, pregunta acertada
Brazos confundidos abrazándose entre laberintos
Café más libro, Cortázar, Borges, Paz y Neruda
Sabanas manchadas brillos en la penumbra
Rayuela, un juego y novela predilecta
Filosofía, metafísica, almas infinitas
Choques, encuentros peleas en momentos
Ciencia, ideas, cerebro y pensamientos
Tertulias en la calle, citas frecuentales
Café más libro, amores sin destino
Dos cuerpos solos amándose como locos

Café, libro, tu cuerpo, mi cuerpo
Sábanas, encuentros, mi cuerpo, tu cuerpo
Libro, café, oscuridad, sentimiento
Choques, momentos, mi alma, deseo
Mi cuerpo, tu cuerpo
soledad........
....¡Muerte triunfal!

Respiro… derrames seguidos
Tu figura a lo lejos...
y aquí:
El libro, nuestras citas de amor y la cafetería.

martes, 6 de octubre de 2009

Jesús

5


Jesús
Humillado y postrado
Ante la cruz clavado
Sufriendo malherido
Observando desde las alturas
A tus hijos podridos.

Jesús
Golpeado y violado
Atravesado de un costado
Y en las manos
Dulcemente decorado
Por clavos
Que en silencio crearon tus humanos.

Jesús
En la frente tu corona de espinas
Y en el pecho
La marca del vencimiento
Por el amor que tanto predicas.

Jesús
Estás en tu reino
Rey de reyes y señor del cielo
Ven y conoce mi imperio
La tierra, la maldad, el infierno.

domingo, 4 de octubre de 2009

Aceptando la realidad

4

Camino solitario en una calle congestionada del centro de la ciudad. Observo a los transeúntes pasar a mi lado, a los autos, a los vendedores ambulantes, a los niños pidiendo dinero en la calle; todo me provoca nauseas. Quien lo diría, un hombre más caminando junto a la realidad o mejor dicho escapando de ella.

Mis pasos van lentos, siempre en contra corriente, tratando de devorar lo aceptable y tratando de escapar de lo negable. Camino sin destino, sin rumbo, sólo camino y espero que en algún lado encuentre ese lugar. Me detengo enfrente de una cantina y miro del otro lado del cristal. Se me antoja una copa de vino tal vez con un poco de su magia la pesadez se aligere. Lastima en mi billetera sólo encuentro algunos cuantos pesos ¿comida o un poco de olvido? Sigo mi camino.

Una chica espectacular pasa a mi lado, una aroma especial, un caminar sin igual, ni una sonrisa ni siquiera una mirada. El frío de la soledad recorre mi espinazo y la necesidad de tener una mujer a mi lado vuelve a punzarme. Mi físico o posiblemente la mirada triste que fluye de mis ojos hagan que las mujeres me vean con insignificancia. Sigo de frente.

La llamada del editor aún no se manifiesta, urge que me llame. La última llamada que recibí de él fue para darme la fabulosa noticia: “Ni de loco publicaría tus textos, son porquería”. Un cigarro, gracias. El olor a tabaco siempre relaja mis pensamientos. Me falta vino, me falta dinero, me falta ella.

Mis últimos poemas son los mejores que he escrito, puedo asegurarlo, los he escrito con puñal en mano y lágrimas como tinta. Y una vez más…

Camino solitario en una calle congestionada del centro de la ciudad. Observo a los transeúntes pasar a mi lado, a los autos, a los vendedores ambulantes, a los niños pidiendo dinero en la calle; todo me provoca nauseas. Quien lo diría, un hombre más caminando, aceptando su insignificante realidad.

jueves, 1 de octubre de 2009

El hombre taciturno

4


Un hombre taciturno de pensamientos libres decide subir la antena más alta de su barrio. Guiado por su instinto y el valor de su mirada sosiega escala más y más alto. El coraje es su inspiración y su pensamiento el camino, pues la antena es sólo el medio.

Algunas personas pasan y miran al hombre sin temor alguno, tirándolo de a loco continúan su destino. El hombre escala cada minuto más alto. Pocas personas se reúnen en la antena, se percatan de que hay un hombre sin miedo subiendo tan lejos. Las miradas inquietas de personas curiosas comienzan a idolatrar al hombre taciturno; nunca antes habían visto semejante hazaña.
La multitud se incrementa en cada metro que el hombre sube la antena. Los impertinentes comienzan a cuestionar los actos del taciturno, unos afirman que sus acciones son reproches hacia la violencia que azota el mundo, otros que es sólo publicidad de alguna compañía barata y otros pocos que alcanza un sueño. Más son especulaciones y nadie está tan seguro.

La altura de la antena es interminable, y el hombre apenas ha alcanzado una cuarta parte. Dicen los ancianos que la antena construida en tiempos pasados era un intento fallido de alcanzar el cielo y la gloria del imperio. Leyendas sólo leyendas. Retomando al hombre de mirada sosiega a lo lejos se mira que comienza a cansarse, no por efectos del físico o la pesadez del cuerpo, sino por la fuerza que le impide llegar al cielo.

Los curiosos impertinentes alabarlo han comenzado, más alto, más alto, gritan los humanos. Pero el hombre desfallece a mitad de la antena. Su rostro pinta dolor y su cuerpo doblega ante algo que está y se aleja. La gente afligida decide marcharse, no tiene caso alguno mirar otro desastre.

El hombre cae a una velocidad variable, violando las leyes establecidas de la física clásica. Su cuerpo cae en estremecimiento dejando un hueco en el suelo. Los soñadores rodean su cuerpo y rezan en nombre del dios muerto plegarias ya olvidadas. Dicen las personas que lo acompañaron hasta el fin que las últimas palabras del hombre taciturno fueron “Clavepísculas en la tierra como en el cielo”. Aún se venera ese tiempo.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Encuentro con mi poeta interior

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Los senderos que recorre un hombre se ven implicados en las emociones y los abismos con los cuales batalla día a día. Las pintorescas almas que habitan en su pecho revolotean y a veces son implacables. Ahí es en donde nosotros, los llamados poetas hacemos uso de ellas y ayudados por una pluma las liberamos, escapando de la realidad, plasmando todas nuestras almas en versos y prosa. Así es como jugamos nosotros, los que profesamos el oficio de la poesía y la buena escritura.

Andando siempre entre la realidad y el Universo ficticio que crea mi mente. Me encuentro a la deriva del humano, buscando siempre lo que no encuentro y encontrando siempre más poesía.

No es que sea un don o una maldición, es un estilo de vida. Una manía o una profesión. Un Quijote moderno que buscando aventuras encuentra versos, alejándose siempre de lo tangible, sumergido en el afecto y vicio del buen arte; el arte que consume la mente y libera de las leyes físicas limitadas; el arte de leer y volar; el arte de tener y crear; el arte de estar y escribir.

Así es como yo siempre - y muchos otros que siguen el oficio de poeta o escritor andante- andamos de aventura en aventura, de libro en libro, de hojas a mentes y de pensamientos a emociones. Andando solitarios y muy pocos –de los cuales me siento afortuno de pertenecer- acompañados de nuestra dulce princesa. Esa princesa que vigila nuestro camino y es la fuerza o el sentimiento que da la tinta a nuestra verdadera alma.

Y así es como nosotros vagamos por el mundo profesando nuestra religión y nuestros versos.

Soy poeta de caminos olvidados
De senderos perdidos en emociones

De rimas y poemas manchados
Príncipe de sueños y pasiones.