miércoles, 30 de septiembre de 2009

Encuentro con mi poeta interior

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Los senderos que recorre un hombre se ven implicados en las emociones y los abismos con los cuales batalla día a día. Las pintorescas almas que habitan en su pecho revolotean y a veces son implacables. Ahí es en donde nosotros, los llamados poetas hacemos uso de ellas y ayudados por una pluma las liberamos, escapando de la realidad, plasmando todas nuestras almas en versos y prosa. Así es como jugamos nosotros, los que profesamos el oficio de la poesía y la buena escritura.

Andando siempre entre la realidad y el Universo ficticio que crea mi mente. Me encuentro a la deriva del humano, buscando siempre lo que no encuentro y encontrando siempre más poesía.

No es que sea un don o una maldición, es un estilo de vida. Una manía o una profesión. Un Quijote moderno que buscando aventuras encuentra versos, alejándose siempre de lo tangible, sumergido en el afecto y vicio del buen arte; el arte que consume la mente y libera de las leyes físicas limitadas; el arte de leer y volar; el arte de tener y crear; el arte de estar y escribir.

Así es como yo siempre - y muchos otros que siguen el oficio de poeta o escritor andante- andamos de aventura en aventura, de libro en libro, de hojas a mentes y de pensamientos a emociones. Andando solitarios y muy pocos –de los cuales me siento afortuno de pertenecer- acompañados de nuestra dulce princesa. Esa princesa que vigila nuestro camino y es la fuerza o el sentimiento que da la tinta a nuestra verdadera alma.

Y así es como nosotros vagamos por el mundo profesando nuestra religión y nuestros versos.

Soy poeta de caminos olvidados
De senderos perdidos en emociones

De rimas y poemas manchados
Príncipe de sueños y pasiones.